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Al km 103 de la autopista nacional se encuentra la desviación hacia el punto de partida de la excursión. De la autopista al río, donde está la casa de los guardianes del parque, hay una distancia de 8 km, a lo largo de un desmonte entre sabana y cañizares siempre más impenetrables. Aquí empieza la verdadera excursión que se lleva a cabo en cómodas lanchas de motor que se mueven lentamente y en silencio. Los primeros 7 km se recorren a lo largo de un canal artificial que ha sido completamente renaturalizado, a los bordes del cual crecen árboles y arbustos de tamaños diferentes. Más allá de esta primera línea de vegetación domina el cañizar. El canal termina exactamente en el punto donde nace el Río Hatiguanico, que origina de un manantial con un caudal de varios metros cúbicos al segundo, llamado por la población local "ojo de agua de Indalecio". El Río Hatiguanico puede ser considerado un enorme manantial que resurge y cuya agua, a través de un complejo sistema cárstico, proviene de las montañas del oeste de Cuba. Desde el punto donde nace el río a la desembocadura en la ensenada de la Broa, la vegetación que predomina en los dos lados es el manglar, con el mangle rojo (Rhizophora mangle) en primera línea.
En la parte del río más cerca de la desembocadura se encuentra, aunque raro y difícil de observar, el manatí (Trichechus manatus).
El trecho mejor para observar las aves son los 7 primeros kilómetros del camino, donde se encuentran numerosas especies de aves acuáticas, en particular las aves migratorias en invierno y las "jicoteas", tortugas de agua dulce. |